"“ORGULLO porque hoy se puede ser”, esa era una de las consignas, la mía propia".
"“ORGULLO porque hoy se puede ser”, esa era una de las consignas, la mía propia".
Este dos de julio fue un domingo multicolor en Bogotá y en muchas ciudades del país, y no solo por tratarse del fin de semana de puente, con más fiestas tradicionales del país, sino multicolor por celebrar la diversidad; la capital se transformó en una sola bandera humana de oriente a occidente, desde los cerros orientales, al borde del sector de chapinero esa ola de banderas, enarboladas por miles de personas en su mayoría jóvenes, que en sus rostros, en su ropa, en sus accesorios y, en todo su cuerpo reflejaban una sola arenga: “ORGULLO porque hoy se puede ser”, esa era una de las consignas, la mía propia, una con la cual estoy totalmente de acuerdo, pues a mí que me ha tomado mucho más tiempo darme cuenta de lo que significa marchar para reafirmar los derechos, para ser aceptados, para estar tranquilos en la calle como pareja del mismo sexo, para decir acá estamos, acá somos, acá hacemos, para asumir con tranquilidad el ser, que a muchos otros como yo, años atrás les fue negado, hasta fueron perseguidos, humillados, encarcelados y perdieron la vida por ser, y muchos y muchas durante este año también han sido discriminados y asesinados por su orientación y que aún hoy con esta ola multicolor tristemente suceda, no es justo, pues por ese pasado también se marcha, también se expresa y manifiesta estando ahí: “hasta que la igualdad se haga costumbre”, frase que comparto con orgullo.
Y es que el origen de estas marchas por el orgullo se remontan al 28 de junio de 1969 cuando en el bar Stonewall Inn, de la ciudad de Nueva York, una cantidad indeterminada de personas gays, lesbianas y transgénero particularmente fueron expulsadas a la calle por la policía, con lo que no contaban era con que se iban a resistir, hasta entonces la comunidad gay se aguantaba todos los vejámenes, pero ese día dijo: ‘no más’, y allí, comenzó esa lucha por el reconocimiento de sus derechos, de su dignidad, la líder de entonces fue Marsha P. Johnson, y una frase que resume esa lucha es “no hay orgullo para algunos si no hay liberación para todos”, en el caso colombiano la marcha se remonta a 1983, cuando 29 personas gays, dos lesbianas y una mujer trans, protagonizaron la primera marcha del orgullo en Colombia, por eso la marcha de este 2 de julio, fue tan importante tan multitudinaria y tan llena de significado. Porque 40 años de resistencias, de luchas, de decir aquí estamos, somos iguales, no nos miren mal, no nos asesinen vale la pena celebrarlo. Mi marcha comenzó pasado el mediodía de este domingo en el epicentro de la rumba multicolor chapineruna de Bogotá, en la carrera séptima con calle 60, desde allí nos desplazamos con mi con mi esposo, mi suegra y Luna hasta la Universidad Nacional de Colombia donde habíamos decidido ver y participar de la marcha, llegamos a eso de las 1:30 p.m. nos habían dicho que la marcha :empezaba a las 2 p.m. desde el Consejo de la Ciudad, y fue tan curioso que ya la marcha había comenzado estuvimos ahí hasta las 5:30 p.m. y frases como: ‘se regalan besos y abrazos, el amor es válido de todos los colores, los heterosexuales no son comida, son apoyo, soy la orgullosa mamá de un hijo o hija lesbiana, soy una madre y le regaló abrazos a quienes sus madres les negaron abrazos En Colombia se puede ser hoy somos muchos los que decimos no’… todavía están en mi pupila.
Un domingo multicolor eso fue lo que sucedió en Bogotá y en muchas ciudades de Colombia y el mundo este 2 de julio, miles de personas con sus familias, con sus niños, miles de jóvenes de todos los géneros y de todos los colores y razas diciendo se puede ser, viva la diversidad, viva la humanidad.
Nelson Guillermo García Gaitán.
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